La legislación, en general, requeriría que las stablecoins estuvieran totalmente respaldadas por activos de reserva. Las llamadas “stablecoins de pago” serían aquellas que están respaldadas por activos líquidos, mientras que las algorítmicas, denominadas “stablecoins con garantía endógena”, estarían restringidas. Por su parte, los tokens existentes contarían con una protección por dos años y la emisión de nuevos tokens estaría cerrada por el mismo período mientras los reguladores los analizan.